Dunky ya es una realidad. Y también ha sido presentado en sociedad. Con una victoria clave para poner la guinda a un día muy especial para el UEMC Real Valladolid Baloncesto, la nueva mascota del cuadro blanquivioleta debutó en Pisuerga, conoció su casa, a sus feligreses, hizo las delicias de los más pequeños y no tan pequeños y aportó su granito de arena en el 15º triunfo de Paco García y sus pupilos.
Y lo hizo con un ambientazo, con videomarcadores nuevos, acompañando a la IVECO Academy en el descanso… Vamos, que la noche en Pisuerga tuvo de todo. Y todo bueno. Dunky, una ardilla, como no podía ser de otra manera, refleja uno de los símbolos de la fundación del Club y que sigue vigente hasta ahora.
Con la ardilla se buscaba algo distinto, autóctono, presente en el corazón de Valladolid, en Campo Grande, y en los pinares de alrededor. Ciudad y provincia, pero un icono común. Y un animal que gusta tanto a pequeños como a mayores por sus diversas características. Todo eso buscaba Mike Hansen cuando nació la entidad pucelana.
La ardilla, un símbolo del resurgir del baloncesto en la ciudad, con valores distintos y presente desde que se lanzó la bola al aire en el círculo central de Pisuerga, siempre en primera línea. La ardilla, una figura que identificara a todo Valladolid, a todos los equipos y colegios de la ciudad para ir todos a una. La ardilla, un animal que aúna muchas condiciones: una criatura lista, rápida, tenaz, amigable y a la vez sin miedo a nada, pequeña, trabajadora… simpática.
Dunky es su nombre, el cual proviene de “dunk”, mate en inglés, con la “y” al final para darle un toque más alegre, infantil y desenfadado. Una mascota amable y divertida, no fiera. Ataviada con una elástica blanquivioleta, a rayas, manteniendo la identidad del Real Valladolid Baloncesto y de ojos verdes, que ya conoce Pisuerga, a sus fieles y también sabe lo que es ver ganar al UEMC RVB en su casa. Y que sea la primera de muchas, puesto que su presentación y estreno ha sido inmejorable en todos los sentidos.
Por si fuera poco, el sábado por la tarde también visitó el José Zorrilla para conocer a su compañero Pepe, a los feligreses del estadio y animar al Real Valladolid Club de Fútbol.
