El Real Valladolid Simancas ha firmado un arranque de temporada excepcional en su debut en Tercera RFEF. El reto era mayúsculo, iniciar el paso en una categoría nacional en la que se encuentran equipos con mucho potencial y estructuras deportivas de élite, pero la plantilla vallisoletana ha demostrado con creces tener capacidad para afrontar el salto de división y hacer frente a cualquiera que se ponga por delante. Como resultado, la primera vuelta se cerró con el equipo en quinta posición, a cuatro puntos del líder, y tras una magnífica racha de nueve victorias consecutivas y doce partidos sin perder, en los quince disputados entre septiembre y diciembre.
Porque si algo ha quedado claro es que el Pucela compite cada partido, hasta el final, más allá del resultado. Fue así en el partido que abrió la temporada 2024-25, en los Anexos, ante el filial del RC Deportivo de La Coruña, un equipo llamado a liderar este grupo 1 en el cuarto escalón del fútbol femenino nacional. Un 2-2 en el que las locales se repusieron de cada gol encajado, sin dejarse llevar, sin tirar la toalla, sin rendirse. Para marcar el camino de lo que vendría después. Un arranque difícil en el que costó, a pesar de esa tenacidad, conseguir el primer triunfo. Eso sí, cuando se rompió la barrera, el viento sopló a favor.
La derrota en la segunda jornada por 2-1, y el empate en casa en la tercera (1-1), dejaron ese sabor amargo de quedarse a las puertas. Costaba hacer gol y se encajaba poco, pero suficiente como para que el triunfo fuese esquivo. Hasta que en la jornada 4, a domicilio, ante el Bergantiños FC, ese 0-1 abrió la senda de la alegría. A partir de la jornada 6 el Real Valladolid Simancas encontró la melodía, se hizo muy fuerte en tareas defensivas, acertó de cara a puerta, y los puntos comenzaron a caer en cascada.
Sumar de tres en tres se convirtió en hábito. No sin trabajo, no sin esfuerzo, no sin disputar cada minuto de cada encuentro. Sacando encuentros muy difíciles, como el 1-2 ante el PM Friol en una tarde que dejó un gran susto por el golpe que recibió Maka en la cabeza, quien tuvo que ser trasladada al hospital de Lugo. Como el 1-2 ante el Real Oviedo B. Como el 1-3 en la visita a la CD Bovedana en una La Bóveda de Toro que se mantenía invicta en casa. Como el 3-1 ante el intratable líder, un Olímpico de León que llegaba a Valladolid siendo el mejor.
Así se llegó a la jornada 15, la que cerraba la primera vuelta, la que deparaba otro duelo en la cumbre ante un RC Celta que también está demostrando ser claro candidato al ascenso. Un encuentro con la mirada puesta en el liderato, con la ambición de firmar la décima victoria consecutiva. Un combate en el que cada conjunto hizo valer sus armas y que se decidió con un gol de las gallegas en los últimos minutos.
El balance de esta primera mitad de campeonato es sobresaliente y los números avalan el trabajo de Rubén Beltrán y sus jugadoras. 33 puntos, 10 victorias, tres empates, dos derrotas, 36 goles a favor y solo 10 en contra (el tercer equipo que menos encaja) para estar en ese grupo de cabeza que ha marcado un ritmo tan exigente. En el apartado individual, Carmen Duque y Claudia, con siete goles cada una, son la referencia ofensiva de las blanquivioleta, quienes han firmado siete partidos con la portería a cero, un arco en el que Lara ha sido titular en doce ocasiones, la jovencísima Alba Acebes en dos, y la canterana Garri, a quien una lesión la ha impedido jugar, en una. Todo ello bajo el liderazgo de las capitanas Sandra, Maka y Aitana.
En total, 23 jugadoras -todas las que forman la primera plantilla, después de los últimos cambios- han tenido minutos en esta primera vuelta y han hecho un grupo que, por méritos propios, se postula para luchar por la zona alta del grupo I en Tercera RFEF, y aspirar a estar en la carrera por el ascenso. Los dos primeros clasificados de cada grupo irán a Segunda RFEF mientras que los terceros clasificados jugarán playoff junto a los dos mejores cuartos de entre los seis grupos que componen esta categoría.