Fernando Redondo recibió el reconocimiento y el cariño de la familia blanquivioleta con motivo del 50 aniversario de su primer partido como primer entrenador
Zorrilla se puso en pie y aplaudió a rabiar. Una ovación sincera, emotiva, profunda. Como se hacen los homenajes en nuestra tierra, con cariño y un sentido respeto. Don Fernando Redondo Barcenilla no se merecía otra cosa. Más de sesenta años ligado de alguna u otra forma a su Real Valladolid, recientemente celebró el quincuagésimo aniversario de su primer partido como primer entrenador blanquivioleta.
En la víspera de su octogésimo cumpleaños, arropado por sus hijas -Cristina, Rocío y María Ángeles- y siempre con el recuerdo presente de su mitad, Mari Ángeles, Redondo contuvo las lágrimas a duras penas. Todos los jugadores y todo el staff quisieron acompañar de cerca a una figura sin la que no se puede comprender la historia del Pucela. La casualidad quiso que el marcador de este sábado (1-0) frente al CD Eldense fuese el mismo que el de su estreno en el banquillo, en aquel partido frente al Mallorca.
Alguien que fue jugador y entrenador en el filial y en el primer equipo. Alguien que fue director deportivo. Alguien que ha sido parte protagonista de casi todos los éxitos más destacados de estos largos 95 años. Alguien que sigue siendo aficionado fiel. Alguien que es leyenda blanquivioleta. Alguien, don Fernando, que es Real Valladolid. Muchas gracias por todo.