2 de diciembre de 2007. José Luis Mendilibar decide dar la alternativa a Sergio Asenjo ante el Villarreal y el joven canterano no defrauda. Fue el debut soñado. Ante su afición y sin encajar goles. Desde entonces no ha parado de crecer. En lo físico -cinco centímetros de altura el verano pasado- y en lo futbolístico. Ni siquiera una rotura en el menisco de su pierna izquierda que le alejó esta temporada cuatro meses de los terrenos de juego ha sido capaz de frenar su espectacular proyección.
La calidad de Sergio no ha pasado inadvertida para los grandes clubes europeos. Muchos han sonado como posibles interesados en hacerse con sus servicios, algo lógico dada la insultante juventud del palentino nacido el 28 de junio de 1989 y la escasez de buenos porteros en el mercado internacional. Pasito a pasito, cuidado con mimo por Mendilibar y todo el Real Valladolid, Asenjo ha ido quemando etapas y le ha llegado el momento de dar el salto a otro equipo, de dejar el club al que llegó en edad cadete y en que se ha formado. Su destino, el Atlético de Madrid. Ambas entidades han alcanzado este miércoles un acuerdo para traspasar a una de las perlas del fútbol español, sin duda llamado a ocupar en el futuro la portería de la selección nacional absoluta.
Desde la llegada de Mendilibar, Asenjo comenzó a entrenar con el primer equipo e, incluso, debutó en Copa del Rey ante el Nástic de Tarragona en la temporada 2006/2007 con tan sólo 17 añitos. En la campaña siguiente, la del regreso de la entidad blanquivioleta a la Primera División, Sergio se hizo con la titularidad por delante de Alberto y Butelle y jugó 24 encuentros (29 goles encajados). En la temporada que acaba de finalizar, el palentino ha disputado 23 choques (29 goles recibidos).
Campeón de Europa con la selección española sub 19, en el Europeo sub 21 del pasado mes se convirtió en el mejor jugador del combinado dirigido por López Caro. Tranquilo, muy maduro para su corta edad, tímido a la vez que risueño. Sergio prefiere hablar entre los tres palos. Como hizo el año pasado en Huelva o, sin ir más lejos, hace mes y medio en el Ruiz de Lopera para poner su granito de arena en la salvación de su Real Valladolid. El niño del vestuario ya es todo un hombre y le llega el momento de afrontar nuevos retos. Mucha suerte, Sergio. Aquí siempre tendrás tu casa.