Apenas tiene 18 añitos, cinco meses y cuatro días pero ya tiene hechuras. Sergio Asenjo tomó hoy la alternativa en la Primera División y lo hizo como todos los porteros sueñan. Como él lo hacía mucho antes de que el Real Valladolid se fijara en sus cualidades y le ofertara integrarse en la familia de la Residencia de Jóvenes Jugadores. Titular, en casa, coreado por tu propio público, con una victoria ante uno de los equipos más fuertes de la Liga y sin encajar un solo gol. ¿Qué más se puede pedir?
El disputado ante el Villarreal será un partido que Sergio nunca podrá olvidar. Durante las últimas semanas había capeado las preguntas de los periodistas con respuestas políticamente correctas, en otra señal que demuestra su madurez. "Sé que soy el tercer portero, estoy en edad de formación, mi equipo es el filial, ya llegará mi oportunidad...". Era lo menos que podía decir mientras trabajaba a la sombra con la ilusión de que llegara su día.
Y este domingo llegó. Con la afición volcada para animarle, al chaval no se le notó nervioso. Cuando tuvo que jugarse el tipo ante ni más ni menos que Nihat salió a por todas y repelió la mejor ocasión castellonense. Cuando tuvo que hacerse el remolón y arañar unos segundos al luminoso pareció todo un veterano. Demostró su enorme potencia y precisión en el saque, aunque también es cierto que tuvo un momento de duda en un balón colgado al segundo palo en un saque de esquina. Es un diamante que hay que pulir, con paciencia.
Mendilibar valoró su actuación, aunque no quiso lanzar más rosas al aire de las necesarias. En un futbolista tan joven es un arma de doble filo colmarle de alabanzas así que, para evitar que Sergio se descentre, Mendilibar le ha metido en la "nevera". Durante al menos diez días no hablará con los medios de comunicación. "Para que no le volváis loco y esté centrado", ha puntualizado en la rueda de prensa. Algo similar ya ocurrió con Kike durante la pretemporada, un veto que duró hasta el mes de octubre.
Fotografías (Gonzalo Martín): En portada, Asenjo se abraza con García Calvo al finalizar el encuentro; en el interior, el cancerbero grita durante el partido.
