Mamadou Sylla cogió el balón sin dudarlo. Con las dos manos lo colocó cuidadosamente en el punto de penalti, acariciándolo, al margen del ruido externo. Seguro que se le pasó lo mismo que a todos los aficionados blanquivioleta. Su cabeza se teletransportó cinco meses atrás, cuando repitió la misma escena en Zorrilla.
En aquel momento estaba en juego todo un ascenso a Primera División. En esta ocasión, un gol que se antojaba clave y necesario para que apareciera un anhelado punto de inflexión. Mucha presión en ambos casos. El Pucela perdía en Mendizorroza y no podía permitirse el lujo de desaprovechar la ocasión de nivelar la contienda y espantar fantasmas. Interior, fuerte y junto al palo derecho. Gol. Liberación blanquivioleta para, ya en la segunda parte, culminar la remontada y conseguir la primera victoria lejos de casa en la presente campaña.
El gol fue especial por todo eso y porque suponía el primero de Sylla en la máxima categoría del fútbol nacional. Tras su paso por RCD Espanyol, Rayo Vallecano, Deportivo Alavés y Real Valladolid, el ariete recibió el premio a su incansable trabajo y logró sacarse una espina, tal y como explicó con una sincera sonrisa sobre el propio césped vitoriano.