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El Real Valladolid baja a Segunda división

En la primera media hora, en la que desperdició una ocasión clarísima para adelantarse, el Pucela aguantó al Barcelona, que abrió el marcador con un gol de Prieto en propia puerta y acabó goleando por 4-0

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No pudo ser. El Real Valladolid es equipo de Segunda división. Cayó goleado en el Camp Nou y la combinación de resultados que le mantenía en esa tesitura no se dio. Como estaba previsto, no falló el Racing ante el Sporting, y el Málaga dio la sorpresa arañando un punto frente al Real Madrid. Aunque perdieron Xerez y Tenerife, los equipos que acompañan al destierro al Pucela, cualquiera de los dos resultados que se dieron en El Sardinero y La Rosaleda le condenaban.

Al final, como se sabía positivamente, la salvación del Real Valladolid dependía de lo que fuera capaz de hacer en el Camp Nou. ¿Y qué hizo el Pucela? Pues aprovechar su descaro inicial y un cierto tembleque del Barcelona para tener en el minuto 4 una ocasión casi a puerta vacía de Manucho, que golpeó mal y permitió que Puyol llegara para sacar el remate, y aguantar el empate hasta el minuto 27 con un buen planteamiento defensivo y las fuerzas físicas y morales intactas. En ese minuto fatídico, Pedrito centró desde la banda izquierda, sin nadie al remate, y Luis Prieto, sin oposición, despejó mal en una fatídica jugada del destino y batió a Jacobo sin remisión.

El gol fue un mazazo implacable para el Pucela. Se hizo de día para el Barcelona, que desterró su ansiedad y su atasque en el centro del campo ante la ausencia de Xavi, y de noche para el Real Valladolid. No pasaron ni cuatro minutos en caer la noche cerrada en el bando blanquivioleta: en pleno desconcierto de los vallisoletanos, Messi asistió a Pedrito y el canario salvó la salida de Jacobo con facilidad.

Con el 2-0 se acabó el partido, porque un gol del Pucela le podría haber metido otra vez en la pelea, darle moral e infundir algún temor a un Barcelona al que encima le sonreía el marcador del Real Madrid en Málaga. Pero la realidad es que para entonces ya había llegado la mejor versión del equipo azulgrana y ante eso no hay nada que oponer más que te sonría la fortuna de forma abundante. Llegaron dos goles más (Messi en los minutos 61 y 75), y pudieron caer más. Cuando el rodillo azulgrana aparece, la impotencia hace presa en el rival.

El Real Valladolid necesitaba una buena dosis en Barcelona y no la encontró. Manucho tuvo en su bota el 0-1 y falló el remate. Y la mala suerte se cebó con Luis Prieto en el 0-1. Claro, que pensar el Real Valladolid bajó esta tarde en el Camp Nou es ponerse una venda en los ojos.

No hubo milagro. El Pucela está en Segunda división.

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