Haris Medunjanin nació en Sarajevo, aunque de niño tuvo que huir de la cruenta guerra que le dejó sin padre y que seguía amenazando su familia. El ahora exquisito centrocampista viajó rumbo a Holanda junto a su madre y su hermana y allí empezó a disfrutar con el fútbol. Su calidad no pasó inadvertida para los miembros del cuerpo técnico de las selecciones holandesas de categorías inferiores, aunque Louis Van Gaal no confiaba demasiado en su talento.
Por ese motivo no dudó en arriesgar cuando Roberto Olabe trató de convencerle en el verano de 2008 para que recalara en Zorrilla durante una semana a prueba. El director deportivo del Real Valladolid ya lo conocía y aprovechó un torneo de equipos filiales disputado en Amsterdam para acercarse a Haris y su entorno. Medunjanin quería dar el salto desde el AZ Alkmaar y llegó a Pucela para intentar demostrar a Mendilibar de que podía tener un hueco en la plantilla. No era nada fácil, desde luego. Pero deslumbró en los minutos que disputó en los amistosos ante el Tenerife y el Villarreal y la sangre blanquivioleta comenzó a fluir por sus venas.
Siempre ha confesado sentirse más bosnio que holandés y por ese motivo siempre soñaba con la oportunidad que ahora le llega y que le hace feliz. Tras arreglar los asuntos burocráticos pertinentes, ha sido convocado por Miroslav Blazevic para disputar con su selección y ante Portugal la repesca en busca de la clasificación para el Mundial de Sudáfrica 2010. Haris tendrá que medirse al conjunto luso el 14 de noviembre en Lisboa y el 18 del mismo mes en Zenica. Una gran noticia para el jugador, para el fútbol bosnio y, por supuesto, para el Real Valladolid.
Fotografías (Carmelo Rubio)
