22.000 corazones blanquivioletas. Una cifra redonda la alcanzada por la familia del Real Valladolid gracias a las últimas altas de abonados que se unen a un río de pasión incontenible, a una ilusión que pasa de generación en generación y que hace, para quien la vive, del blanco y violeta los colores que dan sentido a todo.
El número es un récord absoluto en Segunda División para el Pucela, un aliento que se siente en las gradas del Estadio José Zorrilla cada partido como local, uno de los que más afluencia recibe de toda la categoría de plata. Un apoyo de valor incalculable para buscar el objetivo del ascenso.
22.000 almas que ríen, lamentan, disfrutan y celebran un ritual cada quince días, llegar al templo para compartir al menos dos horas con amigos y familiares, y ser parte importante de algo tan grande como el Real Valladolid.
