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Adiós, don Vicente

Cantatore, el entrenador que más partidos se sentó en el banquillo del Real Valladolid, falleció este viernes en Valladolid

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Vicente Cantatore (Rosario, 06-10-1935 / Valladolid, 15-01-2021), para gran parte de la afición del Real Valladolid el mejor entrenador de la historia blanquivioleta, falleció este viernes en Valladolid a los 85 años de edad. De padres italianos, argentino de nacimiento y chileno de corazón y naciónalidad, Cantatore vivió sus últimos años en La Cistérniga, con su hijo Marcelo y su familia, tras el fallecimiento de su esposa y auténtico amor de su vida, Nelly Erbetta, cuando tenía 76 años de edad. La melancolía por su pérdida y la lucha contra el alzheimer marcaron su final, alejado del mundanal ruino de la fama, aunque la afición del Pucela y el Club siempre trataron de hacerle llegar su inmenso cariño con un homenaje multitudinario que su enfermedad desaconsejaba.

Con Cantatore se va una parte muy importante de la historia del Real Valladolid. Si fue el mejor entrenador de la historia del Club o no queda al criterio futbolístico. Por ejemplo, pocos quedan para recordar al gran Antonio Barrios, que llevó al Pucela de Tercera a Primera división en dos años y a una final de la Copa del Rey. A la otra final copera, el Real Valladolid fue de la mano de Cantatore.

Pero la estadística arroja datos incuestionables: Vicente Cantatore fue el entrenador que más partidos de Liga dirigió al Real Valladolid: 174. Todos ellos, en Primera, y a lo largo de siete temporadas diferentes, otro récord en su haber. Con Cantatore en el banquillo, el Real Valladolid sumó el 50% de los puntos en juego. Sólo Ipiña, con su buen hacer en las campañas 50/51 y 51/52, llegó al 52% en estos números.

En reconocimiento a su trayectoria, el Real Valladolid le concedió la insignia de oro y brillantes, galardón que recogió su hijo Marcelo Cantatore, puesto que Don Vicente estaba en su querida Viña del Mar (Chile) y no pudo acudir a la cita. En aquella gala conmemorativa del 75 aniversario del Club, que pasó la historia por el postre final de infausto recuerdo, sólo recibió aquel galardón, a título póstumo, otro entrenador: el ya citado Antonio Barrios.

Más allá de los números, el aficionado blanquivioleta que disfrutó con Vicente Cantatore en el banquillo de Zorrilla en dos décadas diferentes (80 y 90), en algunos de los mejores momentos futbolísticos de la historia del Real Valladolid, idolatra a Don Vicente, cuya salida del club de la Avenida del Mundial 82 fue traumática, con la única destitución de un entrenador en la historia del fútbol radiada en directo para toda España en el programa Supergarcía.

Aquella destitución radiofónica, en septiembre de 1997 –dos días después de ser aclamado en la Plaza Mayor por los vallisoletanos mientras daba el pregón de las fiestas de la ciudad-, tuvo su origen en el desencuentro con los directivos de la entidad en aquel momento, los hermanos Fernández Fermoselle, situación que no era nueva para la fuerte personalidad de Don Vicente, que ya había dimitido, por diferentes razones, en otros clubes, como el Audax Italiano, o el propio Real Valladolid en el año 87/88, con Gonzalo Alonso al frente. En aquella ocasión, Cantatore dirigió el primer partido de Liga y dejó un equipo que, según su criterio, no se había reforzado de la forma conveniente.

Ramón Martínez, año y medio antes de aquella dimisión, había sido el artífice de su fichaje. Martínez, gerente blanquivioleta, era (y es) un amante del fútbol sudamericano, y conocía la brillante labor de Vicente Cantatore en el Cobreloa chileno, al que llevó al título en dos ocasiones (1980 y 1982) y hasta el final de la Copa Libertadores en 1981 y 1982. Cantatore, reconocido por la afición de Cobreloa como el mejor director técnico de toda la historia del club minero, fue nombrado seleccionador chileno en 1984, pero tras un partido presentó su dimisión por desavenencias con la Federación de Chile y Ramón Martínez apostó muy fuerte para traerle a España. Un destino que marcaría, sin duda para bien, el resto de su carrera deportiva y de gran parte de su vida.

En su primera temporada en Valladolid, la 85/86, el equipo quedó en una cómoda décima plaza, posición que repetiría en la campaña siguiente con Azkargorta en el banquillo, tras la dimisión de Cantatore anteriormente citada. Pero al final de esta campaña 86/87, Miguel Ángel Pérez Herranz viajó a Chile y convenció a Vicente Cantatore para que volviera a hacerse cargo del Pucela. Así lo hizo para llevar al Real Valladolid a la octava posición en la Liga 87/88 y la sexta en la 88/89, con la guinda de la final de la Copa del Rey ante el Real Madrid en el Vicente Calderón y, como premio, el billete para la competición europea (Recopa).

Tras aquella final de la Copa del Rey, Cantatore puso punto final a su segunda etapa en el Real Valladolid para fichar por el Sevilla F.C.

Seis años y medio tuvieron que pasar para que Vicente Cantatore y el Real Valladolid se reencontraran. Mientras Cantatore pasó por el Sevilla, Universidad Católica, Rosario Central, Colo Colo y C.D. Tenerife, y seis meses sabáticos, y el Real Valladolid había vivido el descenso a Segunda, la conversión del Club en SAD, el ascenso a Primera, una promoción de permanencia con el Toledo y una permanencia en los despachos fruto de la inteligencia y autoridad de Marcos Fernández, el 31 de enero de 1996, como si un cierre de mercado se tratase, el Real Valladolid fichó de nuevo a Vicente Cantatore en una situación nueva para él porque llegó como “salvador” de un equipo desahuciado, que era farolillo rojo, a seis puntos de la salvación. Pero lo salvó, cerrando la temporada con el inolvidable 3-8 en Oviedo, un 3-1 en casa ante el Real Betis y una celebración por todo lo alto en la Plaza Mayor como si de la celebración de un título se tratase.

La temporada siguiente, la 96/97, fue la última gran temporada del Real Valladolid en Primera División. El equipo quedó séptimo y se clasificó para la Copa de la UEFA, aunque en la siguiente campaña, justo en la víspera del debut europeo blanquivioleta, llegó la ya comentada destitución en las ondas, suceso que, de alguna forma, junto a la muerte del presidente Marcos Fernández Fernández tan sólo unos meses después, marcó el devenir del Real Valladolid.

Después de dirigir al Real Valladolid en su tercera y última etapa, Vicente Cantatore entrenó al Sporting de Lisboa, al C.D. Tenerife y al Sporting de Gijón. Durante su estancia en el equipo asturiano, la directiva cuestionó la labor del preparador físico, su hijo Marcelo. Vicente Cantatore sintió que ese gesto no era sino una desconfianza hacia su labor y dimitió. Ya no volvió a entrenar. Genio y figura del banquillo hasta el final.

Descanse en Paz Don Vicente Cantatore.