Una final. Matar o morir. A falta de cuatro partidos para el desenlace el Real Valladolid viaja a Cádiz para jugarse no tres puntos, sino media vida. Este viernes 19 de mayo es necesaria la fuerza de toda la familia blanquivioleta para vencer a un rival directo en la lucha por la permanencia, igualados a puntos, y cuyos datos evidencian sus fortalezas y sus debilidades.
En la faceta ofensiva, el equipo dirigido por Sergio González es el que menos dispara a puerta de toda LaLiga Santander. Sus 98 lanzamientos entre los tres palos (2,88 por partido) los sitúa en la cola, y sus 26 goles anotados también los deja en la última posición, igualados con el Elche, que hacen una media de 0,76 por encuentro. Por su parte, el Pucela genera mucho más caudal (137 tiros a puerta, más de 4 por partido) y convierte más dianas (30 a favor, 0,88 por encuentro).
No obstante, las cifras del Cádiz mejoran cuando se trata de su propia área. Con 50 goles encajados y once porterías a cero en estas 34 jornadas, los gaditanos demuestran más solidez atrás que los pucelanos, que han recibido 60 goles en contra y siete encuentros sin encajar.
En cuanto al trato de balón, los castellanos tienen mejor porcentaje de precisión de pase (79% de acierto por el 74% del rival) y más posesión por partido (48% por 42%). Y, sobre datos de disciplina, los andaluces han sido más amonestados este curso con 90 amarillas y seis rojas por las 70 amarilas y cinco expulsiones que han visto los vallisoletanos.
Todo ello para desembocar en la cifra más importante. Cádiz y Real Valladolid acumulan 35 puntos, uno por encima del descenso, por lo que estos tres que están en juego tienen una trascendencia vital. En el Nuevo Mirandilla los locales han logrado 21 puntos con cinco victorias, seis empates y seis derrotas, siendo el tercer peor local del campeonato, mismo puesto que ocupa el Pucela como visitante, con 11 puntos en 17 encuentros obtenidos en tres victorias y dos empates.
Pero todo esto, toda la estadística, no juega el viernes a partir de las 21.00 horas. Un equipo frente a otro, la pelota a rodar y el cuadro de Pezzolano que tiene claro que la única opción posible es la victoria.